En la actualidad, los investigadores estudian la construcción empleando paredes y techos de materia vegetal viva y hasta de piel, lo que les permitiría generar calor a través de un sistema de venas por las cuales circularía sangre artificial o savia. Dichas paredes se calentarían o enfriarían de acuerdo al clima, también serían capaces de aportar oxígeno para la ventilación. Por otra parte, esta estructura sería capaz de obtener los nutrientes necesarios para su manutención por sus propios medios.
La ingeniería genética en la arquitectura:
La construcción de estas viviendas estaría predeterminada mediante un diseño de ingeniería genética. La vivienda se construiría a sí misma, también se auto-repararía y contaría con la facultad de adaptarse al entorno y evolucionar. La materia prima sería una semilla orgánica programada genéticamente, que se debería plantar en un terreno determinado y que al cabo de cierto tiempo de cuidados, se generaría la casa deseada.
Este método constructivo contará con características de planta y/o animal, que además se mostraría muy receptivo frente a los estados de ánimo de su ocupante, brindando consuelo, cuidados y generando un clima de alivio.
Una representación de esta geometría, es la vivienda que ha sido y será uno de los elementos más representativos de la cultura del hombre, en el que el diseño, tamaño y condiciones de la misma son indispensables para el desarrollo del individuo en su medio, que de una u otra manera influye en su comportamiento y desenvolvimiento en la sociedad
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